martes, 17 de mayo de 2016

Para ganarse la vida hay que tener un cuerpo

Araceli Fuentes (1)

Para “Ganarse la vida”, título de las próximas Jornadas del CPA-Madrid (2), es necesario tener un cuerpo. A simple vista parece lógico que haya que tener un cuerpo para hacer cualquier cosa, lo que no se ve a simple vista es que hay algunos sujetos que no tienen cuerpo.

Tener un cuerpo implica ocuparse de él, cuidarlo, alimentarlo, vestirlo y cuando un sujeto no cuida su cuerpo, cuando estando gravemente enfermo no va al médico o no cree en la gravedad de lo que le ocurre podemos preguntarnos si ese sujeto tiene un cuerpo.

El cuerpo y el organismo no son lo mismo, todos nacemos con un organismo pero tener un cuerpo es otra cosa, implica un anudamiento de lo real del goce, de lo imaginario del cuerpo y de lo simbólico de la lengua. Tener un cuerpo no es algo automático y en su producción se pueden producir diversos accidentes.

“No tener un cuerpo” se puede manifestar de distintos modos: a través de fenómenos de extrañamiento del cuerpo propio, de dificultades para reconocerse en el espejo, de momentos de desenganche del cuerpo en los que el sujeto siente que se aleja de su cuerpo, que la perspectiva que tenía del mismo ha cambiado, que no se mira con los mismos ojos. Hasta llegar al extremo de sentir que no están allí donde está su cuerpo o que, literalmente, como me decía un paciente, su cabeza iba por un lado y su cuerpo por otro. Todos estos fenómenos que afectan a la relación de los sujetos con sus cuerpos van acompañados de otros fenómenos, tales como la alteración del sentimiento de la vida cuando no la desvitalización que producida por la hemorragia libidinal que sufren. Todo ello se acompaña de afectos de angustia, ansiedad, y fenómenos hipocondríacos de diversa índole.

En nuestra experiencia del CPA-Madrid hemos observado que cada vez son más son más frecuentes los casos de sujetos afectados profundamente en la relación con su cuerpo. El tratamiento en estos casos apunta a la reparación de lo que para cada uno de ellos se deshizo, para uno se tratara del enganche de la imagen con la lengua a través de una actividad artística, para otro se producirá en un contexto en el que puede velar lo real de su cuerpo asociándolo a una experiencia física y a una canción en su lengua materna. Son casos en los que se trata más de una clínica del anudamiento que de una clínica del desciframiento. Con cada uno de ellos exploramos las posibilidades de volver a anudar lo que un día se desanudó, o de buscar soluciones nuevas que son siempre soluciones singulares en los que el sujeto afectado ha de poner algo de su parte, porque sólo a partir de ahí podrá encontrar su propio camino para establecer una relación nueva o distinta con ese cuerpo que tiende a escapársele o en el que no se reconoce. No siempre es fácil y a veces la presencia real del cuerpo es extremadamente angustiante para quien vive la experiencia por lo que se trata en muchos casos de una clínica que implica la urgencia.

El psicoanalista participa en este trabajo, también prestando su cuerpo, su presencia como punto fijo que permitirá producir un referente externo para quien no lo tiene, como  acompañante que explora los caminos posibles de un posible anudamiento, o como el que sostiene un límite con la suavidad y la decisión necesaria para parar una deriva peligrosa o como quien dice “no” para tratar de parar una hemorragia libidinal que lleva a un sujeto a entregarse a un delirio hipocondriaco, para ganar el tiempo que hace falta para encontrar una nominación que le sirva al sujeto. A veces buscando con el sujeto el pequeño detalle que nos da la pista para un posible tratamiento, no hay trajes prefabricados para estos sujetos, es necesario hacerlos a su medida. Soluciones singulares, soluciones que hay que inventar no sin la ayuda de los propios sujetos. A veces el tiempo limitado del dispositivo no es suficiente para encontrar los medios, entonces buscamos otras maneras para que lo que comenzó pueda continuar por otros medios. En cualquier caso, para ganarse la vida hay que tener un cuerpo y si no se lo tiene, hay que construirlo.

(1) Araceli Fuentes fue Analista de Escuela (A.E. 2010-13). Es miembro de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (ELP) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Docente del Instituto del Campo Freudiano-NUCEP
(2) Centro de Psicoanálisis Aplicado