I JORNADA RED
PSICOANÁLISIS Y MEDICINA
A Coruña 9 de
noviembre de 2012.
SABER – HACER
Por Miguel Angel Vazquez.
ACTUALIDAD
En 1966, Lacan al comienzo de su
intervención en la Salpêtrière,
sitúa el lugar que el psicoanálisis tenía para la medicina. Lo sitúa por
un lado como marginal[1],
como una suerte de ayuda externa comparable –decía-- a la de los psicólogos.
Y por otro lado como extra-territorial.
Un término del derecho internacional que actualmente también se denomina inmunidad.
Lacan no parece vincularse a esta
extra-territorialidad que los analistas quieren para sí en el campo de la
medicina. Vaticinaba que eso cambiaría más bien pronto dado el efecto del
avance de la ciencia en la vida común.
Hoy creo que podemos decir que la
extraterritorialidad ya no es una opción para los psicoanalistas que trabajamos
en instituciones médicas. Actualmente los
psicoanalistas no somos contratados como tales en la sanidad, estamos en
puestos de médico, psicólogo, terapeuta, etc. Sometidos al mismo funcionamiento
y presión que cualquier otro en el sistema. Y nos preguntamos de qué
manera podemos intervenir en la
vertiente clínicaàética; en la
relación con los médicosàestrategia;
y en relación a la gestión y exigencias de productividadàtáctica. Los psicoanalistas nos hacemos cargo de las demandas
de los enfermos acogiendo su interpretación, aunque su versión del cuerpo o la
enfermedad no se corresponda con la del organismo y su fisiopatología.
Los médicos también se encuentran bajo los efectos del avance de
ciencia y técnica, convertidos en empleados de esa empresa universal de productividad[2].
Bajo los efectos de este sistema ha perdido lo que Lacan sitúa como la posición propiamente médica de la que
se derivaba su prestigio y autoridad. El médico atendía la demanda del enfermo
sin desgajar la enfermedad del sujeto que la padecía.
La medicina científico-técnica
actual es capaz de discriminar con sus pruebas y operar con gran precisión y
efectividad. El cuerpo desmenuzado y analizado por ella es un cuerpo
objetivado, un organismo en el que la dimensión del goce ha sido evacuada (falla epistemo-somática[3]); no un cuerpo vivido como lo es para el
paciente. Y esto plantea cuestiones importantes a diferentes niveles. Me
centraré en una, cuando por
ejemplo se responde al pedido de información de los pacientes para
comunicarles resultados o pronósticos. A menudo el volcado de los datos médicos
o pronósticos al paciente como si se moviera en el mismo registro de los datos
y el cuerpo objetivado, produce estragos y altera su modo de estar en el mundo,
con consecuencias a menudo permanentes
para el paciente. Estas
alteraciones en la economía del funcionamiento íntimo del sujeto, a menudo
dificulta o impide la acción médica e incide en el funcionamiento del sistema
con un plus de costes. [Ejemplos]
CLÍNICA
Presentaré una intervención clínica
que ilustra un caso particular de estas consecuencias.
Se trata de una mujer que es
remitida desde el Servicio de RHB en el que trabajo. Es madre de una niña de
poco mas de un año que nació prematura (31 sem.). Recibe estimulación como
parte del protocolo que se aplica a estos niños. Su desarrollo es bueno
contando este desfase, y las pruebas médicas realizadas descartan secuelas
orgánicas. Sin embargo la madre no
podía parar de llorar y manifestaba en relación a la niña una angustia no
coherente con su evolución.
Cuando recibí a la madre me explico
que desde el 5º mes estuvo en reposo por amenaza de aborto. Mientras estuvo
ingresada preguntó por los riesgo de un nacimiento tan prematuro. El
especialista le informó de las graves lesiones neurológicas, pulmonares,
cardiacas que la niña podría padecer si sobrevivía. En un momento en el que los hechos no aportaban ninguna
evidencia médica, los datos estadísticos vienen a taponar la falta de
evidencias y cobran un valor de hecho. De esta manera le son comunicados a la
madre.
Así, mientras estuvo hospitalizada
en espera del parto, organizó toda una vida con una niña gravemente enferma: la
organización cotidiana, la adaptación de la casa, el coche, el colegio, el
material ortopédico, etc. Al parecer llegando al detalle,. Es una mujer
acostumbrada a tratar con lo real, sabía cómo arreglárselas con lo peor. En los
tres años previos al embarazo se había hecho cargo de las enfermedades graves
de sus dos padres y su marido con una entereza y eficacia inquebrantables, al
tiempo que criaba a su hija pequeña. Era el pilar que sostenía la familia en
las adversidades. Es una mujer eminentemente práctica y racional. Para ella era
una cuestión de concienciación y organización.
Finalmente la niña nació sana , sin secuelas por su prematuridad, y la madre se vio
enfrentada a algo desconocido para ella. Estaba en una situación de alarma
permanente que absorbía su atención, sentía un impulso de protección que sabía
excesivo e inevitable; no le podía negar nada. Cuando miraba a su hija pensaba
en la enferma que podría haber sido y cuando se encontraba a niñas gravemente
lesionadas veía a su hija posible en ellas. Seguía el programa que se había
trazado pero sin la hija enferma que había imaginado. Descubría en ella una
adhesión a este objeto enfermo que el advenimiento de la hija sana no borraba.
Esto la alteraba profundamente. Los celos de la hija mayor le producían una
irritación que no podía contener. Se sentía culpable y deprimida y lloraba continuamente.
Tenía claro lo que tenía que hacer pero su método de concienciación y
organización no le funcionaba.
La intervención en las cinco
entrevistas realizadas hasta el momento, le han permitido velar el agujero
abierto para esta mujer por la falta de la hija enferma que venía a
cubrirlo. En la última entrevista
me comunicó que su vida cotidiana con sus hijas se había restablecido en
coordenadas reconocibles y manejables para ella.
La hija no parece encontrarse tan
comprometida por este lugar de inercia de la subjetividad materna al que
parecía estar llamada. La
madre tiene una idea de que lo que le pasa es algo que tiene que ver con su
subjetivad . Ahora su malestar se
despierta y se circunscribe a los encuentros ocasionales con niñas
lesionadas.
CONVERSACION
En mi opinión es necesario que la
subjetividad, la complejidad del sujeto sea motivo de conversación con los
médicos para que la escucha del paciente no quede definitivamente fuera de su
clínica.
La demanda del
paciente incluye una complejidad, la del sujeto, la del inconsciente. Se trata
de tomar en cuenta a la hora de responder, que cuando un sujeto pide cura, su
pedido no muestra todo lo que está en juego para él, tanto si lo pide
reconociendo un saber en el médico, como si lo exige como un derecho que debe
ser satisfecho.
TÁCTICA, ESTRATEGIA, POLÍTICA
Creo que en este panorama la acción
del analista que trabaja en instituciones médicas tiene que tener una
perspectiva pragmática. Lo que algún autor ha denominado un pragmatismo
lacaniano[4].
A diferencia del “saber hacer” que
caracteriza el modelo actual basado en el estándar, sus protocolos y
procedimientos, propone un “saber
arreglárselas”. Supone una
construcción, como una especie de bricolaje que acoge lo singular, da un
valor a lo contingente y muestra una disposición a lo posible.
En mi título he separado saber y
hacer con un guión para enfatizar la falta de acople y la necesidad de
encontrar una articulación entre
el saber y un hacer posible y necesario.
Desde una perspectiva más concreta:
A nivel táctico evocaré una frase de Eric Laurent de una imprecisión
rigurosa. La dice en referencia a la eficacia que se exige en el sistema: “Hay que producir justo lo necesario para
seducir la amo moderno; ya que quiere que seamos eficaces, podemos demostrarlo,
pero sin ningún afán excesivo por entrar en esta lógica que puede conllevar
consecuencias terribles”[5]
A nivel estratégico con los
otros profesionales, entrar en conversación, aprovechar las
oportunidades, ser demostrativo con la clínica, desechar la competitividad,
tomar la coincidencia en la cuestión
de la demanda que Lacan esclarece. Promover que el sujeto sea tomado en cuenta en el entorno
médico-sanitario.
En el rango de la política, en su práctica, sostener la ética del discurso analítico;
una política del síntoma.
El psicoanálisis tiene un lugar
lógico y una función posible en
este sistema, aunque esto no asegura su pervivencia en el S. XXI, hacen falta
psicoanalistas y una política en relación a esto. Por ello celebro la iniciativa
que algunos colegas han tenido de crear la Red Psicoanálisis y Medicina y
organizar esta Jornada.
Miguel
Ángel Vázquez.
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