viernes, 13 de marzo de 2015

Taller de Análisis de la Práctica asistencial

                        Por Rosalina Sicart*

Les voy a presentar una experiencia de trabajo con acupuntores que desarrollo en el Taller de Análisis de la Práctica Asistencial, que pertenece a la Formación Continuada del Master de Valoración Energètica y Acupuntura de la Escola Universitària d’Infermeria de Sant Joan de Déu (Universitat de Barcelona)
El alumnado del Máster –profesionales de la enfermería, la fisioterapia y la medicina- estudian la acupuntura como otro modo de abordar la patología del paciente que normalmente se trata con fármacos. Si bien la acupuntura se prescribe y administra como un medicamento no se cierra aquí su uso. El acupuntor que ejerce teniendo en cuenta el diagnóstico de todos los sistemas energéticos, se encuentra con los modos en que el paciente actúa ante la vida y ante la enfermedad y, semanalmente los registra y le acompaña en su devenir también con la palabra.
Las vicisitudes de esos encuentros y desencuentros, las aportan al Taller de Análisis de la Práctica Asistencial en forma de inquietud, malestar, dificultad, duda, miedo, etc. con el fin de introducir y sostener al sujeto en la relación clínica, extraer las enseñanzas que emergen de su práctica y elaborar formas de intervenir según el estilo de cada profesional en la singularidad de cada caso.
A continuación les presento cuatro viñetas que muestran los efectos de la palabra en el análisis de la práctica asistencial que llevo a cabo en dicho Taller.

Caso I. “Como en la peluquería”
María relata el caso de una paciente mayor que no para de hablar. Según ella, habla como si estuviera en la peluquería. No escucharla, le parece “de mala educación. Le apena porque es una señora mayor”. Al mismo tiempo, teme perderla pues es una de sus primeros pacientes de acupuntura.
En el desarrollo del caso descubro que María permanece al lado de la paciente durante toda la sesión incluso, excediéndose en el tiempo, si no tiene a otro paciente a continuación. El tratamiento de acupuntura está estructurado en sesiones consecutivas. Cada sesión se divide en tres tiempos, un tiempo de palabra, un tiempo de silencio y relajación, en el cual el acupuntor se ausenta permaneciendo solo el paciente y, otro tiempo de palabra: se comenta brevemente la sesión mientras el acupuntor retira las agujas y la finaliza.
En el caso que plantea María, la palabra está desregulada porque no respeta el tiempo de silencio ni el de cancelación de la sesión. La profesional ha consentido ser capturada por la verborrea sin límite de la paciente. Cuando María interpreta esa verborrea como un síntoma, entonces, accede a separase e introducir su ausencia en el tiempo de silencio, y terminar la sesión a su hora.
En este caso, regular su presencia, ha permitido a la acupuntora tomar las riendas del tratamiento al no propiciar el goce de la paciente.

Caso 2. “Estoy en sus manos”
La paciente, mientras sale de la consulta dice “ahora, estoy en sus manos”. Ese decir provoca miedo a Pilar, la acupuntora, que rehúsa para sus adentros tomar esa responsabilidad. Cuando plantea el tema en el Taller, además, cuestiona la actitud pasiva de la paciente.
Le invito a investigar cuál es la responsabilidad que rehúsa. Para Pilar, “no es un honor” que la paciente deposite en ella toda la responsabilidad del tratamiento. Ella no está dispuesta a hacerse cargo de “toda” la responsabilidad sino, sólo, de aquella que le corresponde.
A partir de los participantes del Taller, discuten sobre cuáles son las responsabilidades del acupuntor y las del paciente. Exponen hallarse con dificultades con algunos algunos pacientes que piden ayuda para adelgazar y no llevan a cabo la dieta, los ejercicios u otras prescripciones acordadas. Igualmente, cuando un paciente no conserva la mejoría por falta de cuidado.
En el debate plantean las siguientes preguntas: ¿Qué hacer con las contradicciones que un paciente presenta? ¿Cómo seguir cobrando si el paciente no colabora en su cuidado? Por mi parte me pregunto cómo puedo hacer para abrir un dialogo entre el síntoma y el sujeto en cada caso.
Respecto a la paciente de Pilar, le aclaro que la paciente se dirige a Pilar como figura de cuidado de la cual, espera recibir una ayuda vital. Con esa aclaración entiende que la demanda de la paciente se dirige la función del cuidado que ella encarna, entonces, ve que efectivamente la demanda corresponde  a su responsabilidad,

Caso 3. “Sacársela de encima”
Debido al fuerte contenido emocional que presenta la paciente en relación a su malestar personal, Pepa, la acupuntora se siente mal después de cada sesión. Sólo piensa en derivarla a un psicólogo para no atenderla más.
Interrogada sobre el porqué plantea este caso en el Taller dice “por querer sacársela de encima”. Le propongo que en lugar de “sacársela de encima” puede sostener el tratamiento de acupuntura hasta que encuentre el momento de derivarla, es decir, abrir el campo de la derivación, como una nueva línea de trabajo. De ese modo, en lugar de escuchar pasivamente a la paciente, podrá intervenir para poner de manifiesto su conveniencia, ayudándola a tomar alguna decisión.
El hecho de mostrar a Pepa abrir el campo de la derivación le permite retomar el tratamiento hacia un nuevo destino.

Caso 4. “Esa noche no pudo dormir”
En contra de lo que suele ocurrir, el médico solicita a la enfermera del equipo –que a su vez es acupuntora- que le acompañe a realizar una visita a domicilio. Es una paciente que requiere ser escuchada pero al escucharla angustia, tanto que esa noche, ni el médico ni la enfermera pudieron dormir.
Mercè presenta el caso porque nota que la paciente se le acerca. Tiene la convicción de que debería tratarla con acupuntura pero no sabe cómo proponérselo. Seguidamente, planteo a los participantes ¿Para qué ofrecerle a esa paciente la acupuntura? ¿Con que fin?
El debate da como fruto que no es el momento. Entonces, Mercè se da cuenta de que quizás está anteponiendo su interés, por las ganas que tiene de ejercer como acupuntora. En efecto, ve que es más prudente no hacerse cargo del cuidado de esta paciente. No obstante, puede  seguir acompañando al médico en su responsabilidad.
Como síntesis del trabajo presentado, este último caso plantea el reto a Mercè de no tomar la responsabilidad del caso y seguir apoyando al médico en la suya. En el primero, Como en la peluquería, María acepta regular el uso de la palabra durante la sesión cuando toma distancia de la verborrea de la paciente. En el segundo caso, Estoy en sus manos, Pilar entiende que la ayuda vital que la paciente espera de ella se dirige a su función de cuidado de la cual debe responder. Y, en el tercer caso, sacársela de encima, Pepa puede continuar tratando a la paciente cuando ve abrirse la derivación como una nueva línea de trabajo para acompañar a la paciente en el proceso de decisión.
De ese modo, el Taller se ofrece como un lugar donde analizar lo que se produce en el devenir de la práctica asistencial como figura del cuidado, en la cual el paciente deposita sus quejas, sus expectativas, sus miedos, etc. y el profesional sanitario debe saber proceder. Análisis que permite tomar conciencia de lo que despierta cada paciente a cada profesional y, a la vez, darse el tiempo que requiere elaborar cada intervención y aprender de cada caso.

Rosalina Sicart
Profesora del Máster de Valoración Energética y Acupuntura
EUI. Universitat de Barcelona



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