lunes, 8 de octubre de 2012

Hacia las primeras Jornadas de la Red.


Por Ana Castaño.

En relación al eje de trabajo: “La ética y el síntoma corporal” me gustaría compartir con vosotros en este previo a nuestra primera jornada una reflexión que toca de lleno la ética desde la perspectiva médica y desde la perspectiva del psicoanálisis que no coinciden en sus principios  ya que los discursos que las sustentan tienen orientaciones bien distintas: El Psicoanálisis está orientado por la causalidad psíquica, por lo real de la misma, mientras que la medicina en su furor sanandis  se orienta por hacer de ese real algo asible, posible de cercenar aún sin consentimiento del sujeto en cuestión, por que en nombre de la Ciencia es mucho lo que se permite incluso en esta época moderna se aproxima al sin limite.
Tradicionalmente la Medicina ha considerado los acontecimientos del cuerpo a los que denomina signos y que no tienen un claro sustrato orgánico del lado de la conversión, es decir, de la Histeria con el tono peyorativo que tiene esta consideración: No tomar en serio a estos sujetos que padecen y en muchas ocasiones van a la deriva de un especialista a otro sometiéndolos a pruebas de todo tipo. Pero lo que quiero resaltar en esta reflexión es la importancia de localizar a un sujeto en su estructura ya que todo lo que pasa por el cuerpo no es del orden de la histeria y desde la medicina es muy importante tener en cuenta esta diferencia ya que no siempre conviene que desaparezca radicalmente un síntoma corporal.
En la Convención de Antibes  sobre Psicosis ordinaria hay un capítulo sobre “Fenómenos del cuerpo y estructuras” que ilustra bien esta cuestión.
En la clínica actual aparece otra dificultad en relación a la psicosis que no siempre se muestra con alteraciones del lenguaje y del pensamiento como refiere la psicopatología clásica sino que aparece a través de un modo muy particular de situar el goce como tal en el cuerpo.
A continuación transcribo partes de un escrito que me dirigió una paciente diagnosticada de Síndrome de fatiga crónica y de hipersensibilidad química y sensorial. Una de sus características es haber hecho de un hombre su estrago hasta límites insospechados desplazando ese estrago hacia su relación con la medicina.
“Sobre mi enfermedad y mis limitaciones”:
Un discapacitado orgánico grave, como es nuestro caso, aunque nos encante el deporte nos es imposible practicarlo por que nuestro organismo no nos lo permite.
Nos sentimos como un muñeco de trapo que no nos acompaña ni el cuerpo ni la mente.
Tampoco podemos leer continuadamente ni procesar la información a tiempo real. Tenemos que anotarlo todo con lo cual en muchas ocasiones como no nos lo escriba otra persona no podemos realizarlo por nosotros mismos. Mucho menos estando en posición vertical, pues con la fuerte inestabilidad ortostática, es imposible pensar  ni realizar ningún procesamiento mental ni físico.
¡Estamos KAO! o sea sin capacidad ninguna ni de hablar ni de procesar nada ni de saber donde estás ni que hacer, sólo necesitamos buscar algún lugar en el que poder respirar y acostarte y lo demás ya se vera……..
 Después, cuando descansemos y estemos en posición horizontal, debemos leerlo todo muy despacito para saber que es lo que nos dijeron, no siempre es posible…..”.
Extraño lugar el de esta mujer en el mundo donde parece tener serias dificultades para sostenerse…..¿Que ética es posible?.

Ana Castaño.
Octubre 2012

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